Recuerdo una historia que leí sobre las serpientes, que se desprenden de su vieja piel para renovarla. Si no lo hicieran, no podrían crecer.
Como las serpientes, también estoy renovando mi vieja piel. Todo mi entorno ha cambiado, y estoy haciéndome a ese cambio. Estaba tan acostumbrada a aquella piel, que cambiarla se me está haciendo un mundo... Es como si tuviera síndrome de Estocolmo y ahora necesitase a mi secuestrador. Sin embargo, nadie me secuestró, fui yo quien se quedó dentro de esa piel, fue mi elección.
Siento que lo veo y no lo veo al mismo tiempo. Está claro, está sucediendo... y por momentos no quiero aceptarlo. Sin embargo tengo que hacerlo, porque necesito crecer, recuperar mi alegría, volver a soñar, tener ilusiones... Me aferré tanto a algunos sueños que tenía, que no haber conseguido hacerlos reales - a pesar del inmenso esfuerzo que hice por lograrlo - ha resultado muy frustrante y doloroso. He tenido que desprenderme de los sueños, de las ilusiones, del entorno... de los deseos... Lo más doloroso ha sido desprenderme del amor que sentía por él... tanto amor... perdido en el tiempo... Tantos deseos que se han evaporado una gota de agua al sol...
Quiero sentir rabia, pero no puedo, solamente están la tristeza y las preguntas que difícilmente encuentran respuestas que me refuercen.
Renovar mi piel supone renovar mis ideas, reprogramar mis pensamientos, con respecto a él, con respecto al futuro. Por algún motivo, mi mente se aferra a lo bueno, a pesar de que los últimos años hubo pocas cosas buenas (...) No puedo pensar en lo malo, duele demasiado... Cuando lo recuerdo me siento estúpida, siento que tenía que haber cambiado antes... pero no lo hice. Ahora deseo que llegue el día en que él vea que alejándose de mí ha perdido más de lo que ha ganado... Sin embargo, ese deseo tiene que desaparecer, porque le incluye... y él no puede seguir estando en mi cabeza.
Si pudiera extraer de mi cabeza el pedazo de cerebro que tiene almacenados todos los recuerdos que le incluyen lo haría. Ver una foto de los dos y mirarla con distancia, con indiferencia, supondría un gran alivio... A veces deseo despertar como si todo fuera una pesadilla, un mal sueño... Eso no ocurre, porque la realidad es la que es... soñando estaba antes, ahora es cuando estoy despertando.